En el 1521, el rey Gustavo I, también llamado "Gustavo Vasa", de la Casa de los Vasa, lideró con éxito una rebelión contra Cristián II, el rey danés de la Unión de Kalmar. Gustavo, ya libre de la influencia del monarca danés, fue elegido rey de Suecia por el Riksdag en 1523, poniendo fin a más de un siglo de unión.
Fue el posterior reinado del querido rey Gustavo Adolfo el que propició la "era del gran poder" de Suecia, que supuso un vertiginoso incremento de la autoridad sueca en Europa durante el siglo XVII. Al ascender al trono en el 1611, Adolfo se encontró manejando las riendas de una nación llena de conflictos. Carlos, su padre, había destronado al heredero legítimo (que además era su sobrino), Segismundo, para conseguir la corona, dejando a Suecia al borde de tres guerras. Adolfo consiguió manejar correctamente las disputas nacionales e internacionales, firmó una frágil paz con Segismundo y resolvió los conflictos con Rusia y Dinamarca en la siguiente década.
El más famoso de los logros militares de Adolfo se produjo durante la Guerra de los Treinta Años, un gran conflicto que terminó con los protestantes enfrentados a las fuerzas católicas del Sacro Imperio Romano. Adolfo mejoró y modernizó el ejército de Suecia, y logró proteger el movimiento protestante con varias victorias militares importantes. Aunque no se involucró desde el principio, en 1630, Adolfo acudió con el ejército sueco en defensa de los estados protestantes alemanes contra las fuerzas del Sacro Imperio Romano. Desgraciadamente, murió en 1632, mientras dirigía una carga en la batalla de Lutzen, que dejó a Suecia sin su mejor general.
No resultó fácil mantener el prestigio que Suecia había obtenido durante el reinado de Gustavo Adolfo, pero sus sucesores, Carlos XI y XII, fueron ambos líderes competentes y respetados. Dieron continuidad a las mejoras militares que había iniciado Adolfo y recurrieron a los carolinos, una fuerza de élite especial. El ejército carolino priorizaba la calidad frente a la cantidad, pues confiaba en la habilidad y la disciplina antes que en la fuerza bruta.
Durante la Gran Guerra del Norte de 1700-1721 que libró Suecia contra una fuerza conjunta dirigida por Rusia, los carolinos, a veces en una inferioridad de 1 contra 3, salieron victoriosos en sucesivas batallas. Desgraciadamente, al final los suecos acabaron sucumbiendo y, en 1718, iniciaron una famosa retirada llamada "marcha de la muerte carolina". Cuando Carlos XII cayó en combate, un oficial llamado Carlos Armfeldt se retiró y se internó en la niebla con su compañía de 5.000 hombres, de los cuales unos 3.000 morirían antes de llegar a Suecia.