En 1495, a los dos años de alzarse en el trono, Askia inició un peregrinaje a La Meca. Este peregrinaje es famoso por la pompa, estilo y opulencia que Askia ostentó durante el largo viaje. En La Meca, Askia conoció al califa de Egipto, que lo nombró su representante religioso y le otorgó el título de "Califa de África Occidental". El cronista Mahmud Kati, que acompañó a Mohamed, presenta una versión más colorida de los hechos en la que asegura que los jinn (genios) de La Meca nombraron califa a Askia.
Cuando Askia regresó a Songhai, en 1497, estaba completamente comprometido con el Islam. Durante su reinado, apoyó con entusiasmo a las universidades religiosas de Tombuctú, y fundó muchas mezquitas y escuelas religiosas en Songhai.