Buena parte de lo que sabemos de Darío I procede del historiador griego Herodoto y de los registros persas encargados por el propio emperador. Según Herodoto, el rey persa Ciro el Grande temía una conspiración del joven Darío contra él. Pero Darío sobrevivió a esta sospecha y se convirtió en general y guardaespaldas del hijo y heredero de Ciro, Cambises II, cuando éste accedió al trono. Cambises falleció en Egipto en el 522 a. C. Tras su muerte, Darío regresó a Media y mató a Esmerdis, el hermano de Cambises, a quien acusó de impostor y de haber usurpado el trono.
Tras matar a Esmerdis (o al impostor, en función de la historia que se quiera creer), reclamó el trono persa, decisión que no cayó bien en las provincias, por lo que tuvo que enfrentarse a graves revueltas en Babilonia, Elam, Media, Sagartia y Margiana. De hecho, Babilonia se rebeló dos veces y Elam, tres. Sin embargo, las insurrecciones no estaban coordinadas y Darío pudo reprimirlas individualmente. Según uno de sus registros, Darío derrotó a nueve líderes rebeldes en 19 batallas. Logró asegurar su trono aproximadamente en el 518 a. C.